Hay una fiesta en donde se congregan el agua el fuego y la alegría. Los hombres de buena voluntad están alegres, felices...celebran. El Señor ha resucitado y está de nuevo entre nosotros. Aún no lo vemos, no lo podemos tocar, no lo sentimos, pero tenemos la certeza de que ha resucitado. El sufrimiento y el dolor que tres días antes desgarró nuestros corazones han cesado. Ha llegado el tiempo de la Pascua de Resurrección.
Por eso la palabra pascua es sinónimo de fiesta, de gozo. La Pascua de Resurrección, este periodo de la vida de Jesús que todos los Cristianos conmemoramos año tras año y que cierra con toda la solemnidad que merece la Semana Santa, no siempre en la misma fecha, es un periodo en el que sentimos mas que nunca la presencia del Señor en nuestras vidas.
Y es que aunque la palabra nos remita y nos invite a la fiesta y a la celebración, su origen que se remonta al latín y al griego (pascae), la define como paso. Es el paso del Señor por esta tierra que abandonó por tres días, antes de su Ascensión a los cielos con la promesa del regreso al final de los tiempos.
La Pascua de Resurrección inicia con el domingo de Resurrección y culmina con el Domingo de Pentecostés cincuenta días después. Aunque el Señor asciende a los cielos cuarenta días después del Domingo de Resurrección, diez días más pasarán para que nos dé un regalo más como recuerdo de su paso, de su visita. Nos envía el Espíritu Santo, a través de sus discípulos.
Este Paso, este periodo en el que disfrutamos de la presencia del Señor aún más cerca de nuestros corazones, de nuestras vidas, de nuestro devenir como Cristianos, debe ser aprovechado, como aquel que recibe la visita de un ser amado por algunos días en su casa. Debemos agasajar al Señor, agradarlo con nuestro comportamiento. Pascua de Resurrección es entonces el periodo oportuno para enmendar el camino errado, para corregir el rumbo, para decirle a esa persona que tendremos más cerca que de costumbre cuanto la amamos.
La música en tiempo de Pascua de Resurrección
Si de música pascual hablamos, debemos hacer una diferencia en este periodo de cincuenta días que conocemos como Pascua de Resurrección. Si bien, toda la música debe ser alegre y celebrar el Triunfo de Cristo sobre la Muerte, es claro que lo que se conoce como Primera Octava (la primera semana después de la Resurrección), tiene un carácter mucho más festivo que el periodo restante. En los restantes cuarenta y dos días disfrutamos de cantos, que aunque son alegres poseen un poco mas de solemnidad.
Durante la Octava, escucharemos invariablemente El Gloria y el Aleluya, acompañados por el órgano que definitivamente durante todo el periodo se convierte en el protagonista principal. Las canciones se interpretarán en tonos altos y el órgano aprovechará este periodo para lucirse en toda su magnificencia. Los instrumentos de percusión asomaran tímidos inicialmente, pero luego, al saberse invitados a una gran fiesta se harán sentir para celebrar ellos también este tiempo de felicidad, de Pascua de Resurrección.
Entre otros te aconsejamos interpretar estos hermosos himnos de alegría: